Por Marcelo Damiani
Incluso cuando estábamos los tres juntos
esos días helados en las sierras cordobesas
luego que el fuego quemó todo para siempre
yo tenía la impresión de que ya faltabas vos.
En el umbral de la casa de campo - - ahora
sentados al borde de la galería techada
mirando el manto de lluvia y frío
un relámpago nos fotografía.
Nos convertimos en maniquíes
derruidos y
un pequeño temblor - provocado por la brisa
transforma en algo físico el mal presentimiento
de la ausencia definitiva de nuestro mejor amigo.
Publicado en Quimera N° 317. Abril / 2010.