Por Marcelo Damiani
Nunca aprenderá a jugar al ajedrez
perdida en eventos sociales
y fiestas sin sentido.
Nunca podrá hacer nada perdurable
ignorante de que su rutina
mata lo creativo.
Nunca escuchará el murmullo del mundo
mientras fuma, ríe y se emborracha
buscando emociones vacías.
Nunca dejará de ver la vida como una fiesta interminable
sin saber que lo único que puede esperar de ella
es que alguien le muestre rápido la salida.