Quizá como ningún otro, Héctor Libertella escribió una literatura cuyo primer efecto, inmediato, es despojar al lector de cualquier tipo de tutelaje. Enseguida uno aprende cuando lee por primera vez las primeras frases, frases bellísimas, "correosas", de escritor nato, que escribía Libertella, que hay algo ahí que no se comprenderá jamás. Es una enseñanza que no se olvida, porque es una enseñanza de vida.
Libertella ha escrito los textos más emotivos de la literatura argentina de los últimos años (justo él, un "vanguardista", un "teórico"). La leyenda de Jorge Bonino, por ejemplo. O El paseo internacional del perverso. O La arquitectura del Fantasma. Una autobiografía. Pasa con sus textos un poco lo que con el Diario de Nijinsky: Lo que conmueve no es lo que relata, sino la manera en que algo incomprensible está haciendo implosionar el texto, volviéndolo irreconstituible.
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