martes, 3 de enero de 2012

Pi: Melancolía y secreción

Pi (1998), el gran primer film de Darren Aronofsky, es tanto un retrato psicológico como una investigación científica de carácter fantástico, un relato policial como una búsqueda mística de la divinidad. Pero Pi, como no puede ser de otro modo, también es pi: El patrón común de todas las historias: La carencia que hace posible toda narración. Del mismo modo que lo que representa a pi es un número que no tiene fin, periódico, así el movimiento de aquello que ha sido separado de su origen no se detendrá hasta reintegrarse al lugar de donde partió. Pi, por lo tanto, es la unidad de lo diverso, ya que le recuerda a cada narración la ficción del relato del que se desprende su identidad; es la estructura misma del relato entendida como fragmentaria, carencia última o primigenia; su carácter ensayístico en tanto que búsqueda de un Absoluto –ya sea que se lo llame Dios, Madre, Tierra, Dinero, Verdad o Amor.

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domingo, 1 de enero de 2012

El lenguaje desmitificado

Por Maxi Crespi

       La importancia de A la santidad del jugador de juegos de azar no radica en su novedad (de El árbol de Saussure a Zettel, la literatura libertelliana había ligado ya de manera decisiva su deseo a una apuesta autorreflexiva y a una deriva textual cada vez más pronunciada hacia lo informe, lo múltiple y lo inacabado), sino en su inactualidad, es decir: en el contraste que presenta al ser incorporado a cualquier listado de libros recientes.

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