–¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?
–Creo que fue La isla del tesoro de Stevenson, pero más importante me parece el primero que releí: Viento rojo de Raymond Chandler.
–¿Cuál es su autor favorito vivo?
–Para mí Borges, Cabrera Infante, Faulkner, Kafka, Onetti, Saer y Tolstoy, entre muchos otros, todavía están vivos. Pero si me apuran con el tecnicismo de que utilizo una definición demasiado amplia del término "vida", pienso que mi autor favorito debería salir de la siguiente terna: Robbe-Grillet, Salinger y Vila-Matas.
–¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?
–Siempre supe que algún día me harían esta pregunta pero nunca sabía cómo iba a responderla. Tal vez por eso decidí invertir la ecuación y en vez de llevar un libro a una isla, llevé una isla a mis libros. Una isla a la que puedo llevar todos los libros que quiera, incluyendo algunos de esos que aún no han sido escritos.
–¿Cuál es el último libro que leyó o qué está leyendo en este momento?
–Acabo de terminar El pecado del éxito y otras obras de Marcos Rosenzvaig y ahora estoy leyendo Serial de Carlos Dámaso Martínez.
–¿Qué libro reciente no pudo terminar de leer?
–En realidad no me pasa mucho eso de no poder terminar un libro, ya que si sospecho que no me va a gustar, ni siquiera hago el intento; no soy masoquista. Pero hay un autor que es infalible, creo que nunca terminé ninguno de sus libros, y si lo hice debe haber sido por error, y eso que muchos de ellos los he empezado a leer más de una vez. A veces pienso que debe tener que ver con su segundo apellido, demasiado cercano a la palabra "márketing".
–¿Qué libro quisiera releer pronto?
–La banda del Dr. Mandrile contra los corazones solitarios de Ricardo Strafacce y La arquitectura del fantasma. Una autobiografía de Héctor Libertella.
–¿Cuándo escribe?
–Por lo general, si puedo elegir, a la mañana; aunque a veces también a la tarde; casi nunca a la noche.
–¿Quién debería ser el próximo Nobel?
–Creo que el Nobel es básicamente un galardón político, y como la mayoría de los premios literarios, no tiene ningún otro valor más allá del monetario. No hace falta más que ver la larga lista de grandes escritores a los que no se lo dieron, y la otra, mucho peor, de los que lo recibieron; obvio que hay excepciones, pero son las menos. No me extrañaría nada que en cualquier momento se lo den a Paulo Coelho.
–¿Cuáles son sus rituales o supersticiones a la hora de escribir?
–La verdad es que creo que no tengo muchos. A veces depende del libro. Con mi última novela, por ejemplo, estaba todo el tiempo escuchando a Keith Jarret. Pero por lo general puedo escribir en casi cualquier circunstancia y sin ningún tipo de ritual. Con lo que sí soy muy, pero muy meticuloso y obsesivo es con la reescritura y la corrección. Me parece que ahí está la verdadera cuestión del asunto.
–¿Cuál es su comienzo favorito de la literatura universal?
–Había una vez...
–Creo que fue La isla del tesoro de Stevenson, pero más importante me parece el primero que releí: Viento rojo de Raymond Chandler.
–¿Cuál es su autor favorito vivo?
–Para mí Borges, Cabrera Infante, Faulkner, Kafka, Onetti, Saer y Tolstoy, entre muchos otros, todavía están vivos. Pero si me apuran con el tecnicismo de que utilizo una definición demasiado amplia del término "vida", pienso que mi autor favorito debería salir de la siguiente terna: Robbe-Grillet, Salinger y Vila-Matas.
–¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?
–Siempre supe que algún día me harían esta pregunta pero nunca sabía cómo iba a responderla. Tal vez por eso decidí invertir la ecuación y en vez de llevar un libro a una isla, llevé una isla a mis libros. Una isla a la que puedo llevar todos los libros que quiera, incluyendo algunos de esos que aún no han sido escritos.
–¿Cuál es el último libro que leyó o qué está leyendo en este momento?
–Acabo de terminar El pecado del éxito y otras obras de Marcos Rosenzvaig y ahora estoy leyendo Serial de Carlos Dámaso Martínez.
–¿Qué libro reciente no pudo terminar de leer?
–En realidad no me pasa mucho eso de no poder terminar un libro, ya que si sospecho que no me va a gustar, ni siquiera hago el intento; no soy masoquista. Pero hay un autor que es infalible, creo que nunca terminé ninguno de sus libros, y si lo hice debe haber sido por error, y eso que muchos de ellos los he empezado a leer más de una vez. A veces pienso que debe tener que ver con su segundo apellido, demasiado cercano a la palabra "márketing".
–¿Qué libro quisiera releer pronto?
–La banda del Dr. Mandrile contra los corazones solitarios de Ricardo Strafacce y La arquitectura del fantasma. Una autobiografía de Héctor Libertella.
–¿Cuándo escribe?
–Por lo general, si puedo elegir, a la mañana; aunque a veces también a la tarde; casi nunca a la noche.
–¿Quién debería ser el próximo Nobel?
–Creo que el Nobel es básicamente un galardón político, y como la mayoría de los premios literarios, no tiene ningún otro valor más allá del monetario. No hace falta más que ver la larga lista de grandes escritores a los que no se lo dieron, y la otra, mucho peor, de los que lo recibieron; obvio que hay excepciones, pero son las menos. No me extrañaría nada que en cualquier momento se lo den a Paulo Coelho.
–¿Cuáles son sus rituales o supersticiones a la hora de escribir?
–La verdad es que creo que no tengo muchos. A veces depende del libro. Con mi última novela, por ejemplo, estaba todo el tiempo escuchando a Keith Jarret. Pero por lo general puedo escribir en casi cualquier circunstancia y sin ningún tipo de ritual. Con lo que sí soy muy, pero muy meticuloso y obsesivo es con la reescritura y la corrección. Me parece que ahí está la verdadera cuestión del asunto.
–¿Cuál es su comienzo favorito de la literatura universal?
–Había una vez...
Aparecido en el Suplemento Cultural del diario Perfil el 24-12-06.