Por Marcelo Damiani
Siempre quise escribir algo sobre ella. En realidad lo que siempre me fascinó es que se llamara Idea. ¿Cómo era posible que alguien se llamara así? ¿Cómo era posible que a sus padres -o a sus abuelos o parientes, ya que en estos casos nunca se sabe- se les hubiera ocurrido la idea de bautizarla con el fantástico nombre de Idea? Seguramente esto sólo podía pasar en un país como Uruguay a principios del siglo XX. La idea de Idea... De sólo pensarlo me parece genial. Platón sin duda la hubiera amado; platónicamente, por supuesto. Idea debe ser el nombre ideal para cualquier mujer con ideas e ideales con la que uno sólo quiere relacionarse en términos conceptuales. Imagino que cualquier otro tipo de relación con ella debe de haber sido problemática, como parece que alguna vez pudo comprobar el mismísimo Onetti. Tal vez no sea casual que Idea se haya ido justamente ahora, cuando es más que evidente que hace mucho tiempo que vivimos en un mundo vacío de ideales y al que no le interesa ni respeta ningún tipo de Idea.