Por Reynaldo Gómez
La historia de Brazil es bastante simple aunque a primera vista parezca complicada. Sam Lowry, como muchos personajes de Onetti, es una suerte de Hamlet soñador, y como todo soñador, también un solitario; un soñador solitario que vive escindido entre la persecución literal de la mujer de sus sueños, su trabajo burocrático en un organismo gubernamental, las constantes presiones de su madre para que encarrile su vida y el acoso despiadado al que lo somete una realidad que él no quiere ver, pero que tiene la forma de un estado totalitario, y por lo tanto, represor.
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