Por Marcos Rosenzvaig
En la última sección, "Efectos personales", Ariel Idez retoma el pulso biográfico en el preciso instante en que lo había dejado Strafacce, y nos regala una crónica meditada y única de los últimos días de Libertella. Por esos días, también, con un timing perfecto de paradoja cruel, apareció La arquitectura del fantasma, su autobiografía literaria. Alan Pauls la analiza brillantemente y posiciona a Libertella en ese lugar (que no está ahí, diría él) reservado para pocos, el lugar de los que ciertamente van a seguir siendo leídos cuando los pobres actores de turno se pierdan en los vericuetos del presente, sin poder encontrar ese sendero secreto que conduce al porvenir (de las lecturas significativas).
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