Por Marcella Solinas
Derrida, en sus estudios sobre Blanchot, desarrolla el concepto de
supervivencia entendida como una experiencia y un deseo fundamental que va más
allá de la vida y la muerte. Es una reflexión sobre la interconexión –y no
sobre la oposición– entre la vida y la muerte, y la supervivencia puede, de
alguna manera, coincidir con la escritura que es capaz de producir una huella
al mismo tiempo definitiva y sujeta a variaciones infinitas. La escritura como sopra-vivenza, según observa Francesco Garritano,
toma por lo tanto «la forma de un juego en el que el evento en su singularidad
se refiere a la nueva presentación, por lo que se abre el escenario de la
repetición, del eterno diferir, de una llegada incesante».
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