martes, 3 de diciembre de 2024

Signos (Blog) vitales

       La verdad es que no acostumbro a hacer posteos personales o por encargo, y tal vez esta vez sea la única excepción, para desafiar la regla, claro. Pero un lector, acaso el único real o válido, me ha señalado que tengo abandonado este blog, y tiene razón. En realidad me lo va a señalar en diez días, y yo, sorprendido y agradecido, por medio de la magia o trampa de la tecnología me las arreglaré para responderle de antemano con estas tres cuestiones que detallo aquí abajo.

       Primero: Tema Bolaño. La entrevista que me concedió ya ha cumplido un cuarto de siglo, pero para mí es como si hubiera sido ayer. Esa mañana de domingo nublada en Barcelona, el viaje en tren hasta Blanes disfrutando de la costa azul, la caminata por el pueblo y el día que pasé charlando con él rodeado de su familia, comiendo y riéndonos como amigos, difícilmente podría olvidarlo. Quizá algún día debería escribir sobre todo eso en detalle, ¿no? Un día con Bolaño, podría titularse. 

       Segundo: Signos vitales. Mi libro, publicado hace tres años, no sería estrictamente una novela, sino más bien una antología personal. Tuve la suerte de poder volver a mi primera editorial, luego de algunas malas experiencias con otras más grandes, pero menos cálidas. Fue como un fin de ciclo antes del inicio de otro. Casi todos los cuentos que componen el volumen pueden encontrarse en este blog, aunque un poco desordenadamente, empezando por el prólogo y terminando acá.

       Tercero: Muchas gracias, Tiago. Te debo una. Saludos. M.D.

viernes, 3 de mayo de 2024

Presentación

      Presentación de "Algunos apuntes sobre mi madre" en la Casa de la lectura (2012).

Nota y video acá.

miércoles, 3 de abril de 2024

El buitre

Por Franz Kafka

     Un buitre me picoteaba los pies. Ya me había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos amenazadores alrededor y luego continuaba su obra. Pasó un hombre, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba al buitre.
    –Estoy indefenso –le dije–, vino y empezó a picotearme; lo quise espantar y hasta proyecté torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos. 
     –No se debe atormentar –dijo el hombre–, un tiro y es el final del buitre.
     –¿De verdad ? –pregunté–, ¿haría usted eso? 
     –Encantado –dijo el hombre–, no tengo más que ir a casa a buscar mi fusil, ¿puede aguantar media hora más? 
    –No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después agregué–: por favor, pruebe de todos modos. 
     –Bueno –dijo el hombre–, seré tan rápido como pueda. 
    El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado vagar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: Voló un poco más lejos, retrocedió para alcanzar el impulso óptimo, y, como un atleta que arroja la jabalina, encajó su pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; sentí que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre, irremediablemente, se ahogaba.

miércoles, 3 de enero de 2024

Mar sonora

                         Por Sophia de Mello


Mar sonora, mar sin fondo, mar sin fin

Tu belleza aumenta cuando estamos solos

Y tan honda íntimamente tu voz

Sigue el más secreto baile de mi sueño

Que hay momentos en que yo supongo

Que eres un milagro creado sólo para mí.