Por Elizabeth Bishop
El arte de perder no es difícil de dominar
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud
de las llaves perdidas, la hora malgastada en vano.
El arte de perder no es difícil de dominar.
Luego entrénate en perder más lejos, perder más rápido:
lugares, y nombres, y donde era que querías viajar.
Nada de eso provocará un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira!, la última o
la penúltima de mis tres casas amadas se fue.
El arte de perder no es difícil de dominar.
Perdí dos ciudades entrañables. Y, aun más,
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.
Incluso perderte (la voz bromista, un gesto
que amo) no habré mentido. Es evidente
el arte de perder no es tan difícil de dominar
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.
El poema original acá.