Por Gonzalo Carranza
A William Burroughs le gustaba decir que la crítica llama experimental a una novela cuando el experimento sale mal... La poesía, la crónica y el ensayo apuntan, cada uno de ellos, claro está, en otras direcciones, pero, a pesar de las cantidades siderales de agua que ha pasado bajo el puente desde que este género ocupa el centro de la narrativa, las peripecias de la trama y el retrato de los personajes continúan siendo los primeros elementos que el lector suele recordar cuando cierra las tapas de un libro que se ha propuesto asimismo como una novela... En el caso concreto de La distracción, este trabajo también, incluso, quizás nos ayude a entender los mecanismos internos que permiten la aparición del humor y el despliegue del suspenso, que son otras de las marcas características de esta novela.
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