domingo, 3 de enero de 2016

Una economía arcaica de la ficción

Por Ana Gallego Cuiñas

       En el principio no fue el verbo. En el principio era una preposición: A. Aleph. Dios. Porque si el verbo es Dios y el mundo empieza con el habla, la prístina palabra pronunciada por Dios no habría de ser una forma verbal, sino la primera letra del alfabeto, una pre-posición, el principio escritural que remite a la divinidad.